Este 7 junio día se celebra uno de los derechos primigenios por los que la humanidad entera ha luchado desde el inicio mismo de los tiempos, el de poder expresar y manifestar sin restricción alguna nuestras ideas u opiniones sobre cualquier tema, excepto los que atenten contra la intimidad, o la moral me refiero a la “libertad de expresión”.
De acuerdo al artículo 6°, de la Carta Fundamental de los mexicanos y de múltiples ordenamientos, nacionales e internacionales: La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado”.
Por tanto, la manifestación de las ideas no puede ser causa de persecuciones judiciales, administrativas o políticas, salvo que implique o conlleve algún ataque a la moral o a los derechos de las demás personas, o bien cuando constituya o provoque la comisión de un delito o altere el orden público. Del mismo modo, conforme con los tratados y pactos internacionales ratificados por México, tales restricciones deben de estar previamente contempladas en la ley. La censura previa estará descartada salvo cuando se compruebe una grave afectación a la colectividad.
Sin embargo hoy día, nuestro país se ha distinguido a partir del asesinato del periodista Manuel Buendía, por ser un país donde, materialmente no está garantizada a cabalidad dicha libertad; es triste señalar que de algunos años a la fecha, se ha recrudecido el fenómeno de atentar no solo contra la libertad de expresarse sino también contra la vida de periodistas y comunicadores, recordemos el homicidio del periodista estadounidense Brad Will reportero de Indymedia en el conflicto oaxaqueño, el artero asesinato del corresponsal de Televisa en Acapulco Amado Ramírez a manos del crimen organizado, los dos reporteros de TV Azteca desaparecidos en Nuevo León y agresiones de militares a los corresponsales de Telemundo en la capital michoacana, seguido de casos de desapariciones de comunicadores en Apatzingán, Lázaro Cárdenas, el caso de Tabasco, y el último el del reprochable asesinato del corresponsal de Milenio en Coahuila Eliseo Barrón Laguna, quien fue “levantado” en presencia de su esposa e hijos un par de días antes de ser hallado muerto en un ejido del vecino municipio y estado lagunero de Gómez Palacio, Durango.
Reprochable a todas luces hace dos años el tremendo abuso de poder del Presidente Hugo Chávez al cerrar arbitrariamente la ancestral emisora Radio Caracas por no comulgar con sus ideas, estableciendo no sólo la censura previa, sino una mordaza materialmente a sus gobernados.
Sin embargo, debo decirlo que la libertad de expresión no es un derecho absoluto, es decir, también tiene sus límites, siendo sólo cuando se cae en la alguna falsa y dolosa imputación o se trastoque injustificadamente la imagen pública de un gobernante, ciudadano o menores de edad o discapacitados.
El derecho a informar y el derecho a ser informado es no sólo un derecho, se traduce en una necesidad apremiante para todo ciudadano a efecto de hacerle frente a esta vida de constantes cambios.
Esta prerrogativa debe siempre ser uno de los derechos más protegidos por toda sociedad, teniendo el respeto irrestricto a la libertad de expresión, podremos partir en busca del mejoramiento colectivo, es necesario siempre adoptar una postura crítica de las cosas, sobre todo de las que tengan que ver con la función pública, la libertad de expresión se traduce hoy en día como un presupuesto necesario del respeto a las demás garantías que debe reconocer todo estado democrático, quizá aun más importante que el derecho a la libre expresión, lo es su derivado, el derecho de la población a estar informado. Un afectuoso saludo a todos los periodistas y comunicadores de esta región, reconociendo que el decidido apoyo y profesionalismo, los esfuerzos de la noble institución que represento en esta región, no sería más que una voz que predica en el desierto. Felicidades a todos los integrantes de este importante medio informativo. Por su amable atención amigo lector, infinitas gracias.
De acuerdo al artículo 6°, de la Carta Fundamental de los mexicanos y de múltiples ordenamientos, nacionales e internacionales: La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado”.
Por tanto, la manifestación de las ideas no puede ser causa de persecuciones judiciales, administrativas o políticas, salvo que implique o conlleve algún ataque a la moral o a los derechos de las demás personas, o bien cuando constituya o provoque la comisión de un delito o altere el orden público. Del mismo modo, conforme con los tratados y pactos internacionales ratificados por México, tales restricciones deben de estar previamente contempladas en la ley. La censura previa estará descartada salvo cuando se compruebe una grave afectación a la colectividad.
Sin embargo hoy día, nuestro país se ha distinguido a partir del asesinato del periodista Manuel Buendía, por ser un país donde, materialmente no está garantizada a cabalidad dicha libertad; es triste señalar que de algunos años a la fecha, se ha recrudecido el fenómeno de atentar no solo contra la libertad de expresarse sino también contra la vida de periodistas y comunicadores, recordemos el homicidio del periodista estadounidense Brad Will reportero de Indymedia en el conflicto oaxaqueño, el artero asesinato del corresponsal de Televisa en Acapulco Amado Ramírez a manos del crimen organizado, los dos reporteros de TV Azteca desaparecidos en Nuevo León y agresiones de militares a los corresponsales de Telemundo en la capital michoacana, seguido de casos de desapariciones de comunicadores en Apatzingán, Lázaro Cárdenas, el caso de Tabasco, y el último el del reprochable asesinato del corresponsal de Milenio en Coahuila Eliseo Barrón Laguna, quien fue “levantado” en presencia de su esposa e hijos un par de días antes de ser hallado muerto en un ejido del vecino municipio y estado lagunero de Gómez Palacio, Durango.
Reprochable a todas luces hace dos años el tremendo abuso de poder del Presidente Hugo Chávez al cerrar arbitrariamente la ancestral emisora Radio Caracas por no comulgar con sus ideas, estableciendo no sólo la censura previa, sino una mordaza materialmente a sus gobernados.
Sin embargo, debo decirlo que la libertad de expresión no es un derecho absoluto, es decir, también tiene sus límites, siendo sólo cuando se cae en la alguna falsa y dolosa imputación o se trastoque injustificadamente la imagen pública de un gobernante, ciudadano o menores de edad o discapacitados.
El derecho a informar y el derecho a ser informado es no sólo un derecho, se traduce en una necesidad apremiante para todo ciudadano a efecto de hacerle frente a esta vida de constantes cambios.
Esta prerrogativa debe siempre ser uno de los derechos más protegidos por toda sociedad, teniendo el respeto irrestricto a la libertad de expresión, podremos partir en busca del mejoramiento colectivo, es necesario siempre adoptar una postura crítica de las cosas, sobre todo de las que tengan que ver con la función pública, la libertad de expresión se traduce hoy en día como un presupuesto necesario del respeto a las demás garantías que debe reconocer todo estado democrático, quizá aun más importante que el derecho a la libre expresión, lo es su derivado, el derecho de la población a estar informado. Un afectuoso saludo a todos los periodistas y comunicadores de esta región, reconociendo que el decidido apoyo y profesionalismo, los esfuerzos de la noble institución que represento en esta región, no sería más que una voz que predica en el desierto. Felicidades a todos los integrantes de este importante medio informativo. Por su amable atención amigo lector, infinitas gracias.
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