Por: Falcón
Preparaba un tema para una publicación en la que aparecía como idea central la “personalidad”. Destacaba que el sujeto central poseía una “personalidad original”, pero original porque se configuraba de una manera única y especial -¡con otro! -. De aquí me surgió la pregunta que en cabeza este artículo. ¿Qué es ser original?, ¿es nocivo el estar influenciado?, ¿hasta qué límite y grado conviene estar influenciado?
Al recurrir al diccionario descubro que “influencia” es el poder que uno ejerce sobre otro, o inferir predominio en el ánimo o accionar del otro. En contraparte, al buscar algo sobre lo que es “original”, dice que es aquello que no es copia, traducción, repetición o imitación de otro. Pero… mi pregunta es: en un mundo con tanta historia, con tantos personajes protagonistas y antagonistas, con tantos ríos de tinta escritos y plasmados desde la invención de la escritura pasando por la imprenta y llegando a los blogs actuales, con tantos juicios en tribunales, con tantas cárceles, con tantos panteones llenos, con tantos cuentos de asilos, consejos a los niños, con tantas canciones en la radio, tantos panfletos y pasquines, tantas guerras de causas inverosímiles, tantas absoluciones, canciones y lágrimas… díganme ¿quién es totalmente original? o ¿quién está libre de toda influencia? Me atrevo a decir, aun sin haber terminado este artículo, ni tampoco haber terminado el tema que preparaba acerca de la personalidad que nadie es totalmente original y que nadie está libre de alguna influencia.
La pregunta entonces ya no sería la que está al inicio de este artículo, la pregunta sería: ¿qué es lo que te influencia?, así si dichas influencias son benéficas, es decir, de cosas, de situaciones, de personas que han logrado hacer contrapeso hacia el bien personal y común en la balanza del arte del buen vivir tu vida será de la más “original”.
Deja que tu influencia sean las brechas de la verdad y no las autopistas de la mentira, que tu influencia venga de los que escuchan el doble de lo que hablan y no de los que olvidan la mitad de lo que gritan; de los que degustan conscientes un pequeño sorbo de vino y no de los que corren a beberse el destino; de los que cuentan con cicatrices el pasado y no de los que siguen lacerando en todos lados; de los que pierden mucho tiempo en ver las flores y no de los que muerden el reloj tragando el tiempo; de los que quieren más oír historias lindas y no de los que pagan por periódicos marrón; de los que compran flores a las novias, de los que dan en verso sus historias. Déjate influenciar de los que pulen de rodillas nuestros templos, de los que mueren por decir mejores verdades, de los que ayudan, de los que buscan, de los que invierten, de los que salen, que camina, siempre emprenden…
Déjate influenciar de los que fueron bien influenciados, que hoy siguen vivos aunque muchos afirmen que están sepultados. Si te dejas influenciar de esta manera serás el hombre más original, serás la mujer más auténtica.
Preparaba un tema para una publicación en la que aparecía como idea central la “personalidad”. Destacaba que el sujeto central poseía una “personalidad original”, pero original porque se configuraba de una manera única y especial -¡con otro! -. De aquí me surgió la pregunta que en cabeza este artículo. ¿Qué es ser original?, ¿es nocivo el estar influenciado?, ¿hasta qué límite y grado conviene estar influenciado?
Al recurrir al diccionario descubro que “influencia” es el poder que uno ejerce sobre otro, o inferir predominio en el ánimo o accionar del otro. En contraparte, al buscar algo sobre lo que es “original”, dice que es aquello que no es copia, traducción, repetición o imitación de otro. Pero… mi pregunta es: en un mundo con tanta historia, con tantos personajes protagonistas y antagonistas, con tantos ríos de tinta escritos y plasmados desde la invención de la escritura pasando por la imprenta y llegando a los blogs actuales, con tantos juicios en tribunales, con tantas cárceles, con tantos panteones llenos, con tantos cuentos de asilos, consejos a los niños, con tantas canciones en la radio, tantos panfletos y pasquines, tantas guerras de causas inverosímiles, tantas absoluciones, canciones y lágrimas… díganme ¿quién es totalmente original? o ¿quién está libre de toda influencia? Me atrevo a decir, aun sin haber terminado este artículo, ni tampoco haber terminado el tema que preparaba acerca de la personalidad que nadie es totalmente original y que nadie está libre de alguna influencia.
La pregunta entonces ya no sería la que está al inicio de este artículo, la pregunta sería: ¿qué es lo que te influencia?, así si dichas influencias son benéficas, es decir, de cosas, de situaciones, de personas que han logrado hacer contrapeso hacia el bien personal y común en la balanza del arte del buen vivir tu vida será de la más “original”.
Deja que tu influencia sean las brechas de la verdad y no las autopistas de la mentira, que tu influencia venga de los que escuchan el doble de lo que hablan y no de los que olvidan la mitad de lo que gritan; de los que degustan conscientes un pequeño sorbo de vino y no de los que corren a beberse el destino; de los que cuentan con cicatrices el pasado y no de los que siguen lacerando en todos lados; de los que pierden mucho tiempo en ver las flores y no de los que muerden el reloj tragando el tiempo; de los que quieren más oír historias lindas y no de los que pagan por periódicos marrón; de los que compran flores a las novias, de los que dan en verso sus historias. Déjate influenciar de los que pulen de rodillas nuestros templos, de los que mueren por decir mejores verdades, de los que ayudan, de los que buscan, de los que invierten, de los que salen, que camina, siempre emprenden…
Déjate influenciar de los que fueron bien influenciados, que hoy siguen vivos aunque muchos afirmen que están sepultados. Si te dejas influenciar de esta manera serás el hombre más original, serás la mujer más auténtica.