06 abril 2012

Una llamada para Chela


Marqué hoy por la mañana a mi amiga Chela, para pedirle el teléfono de Mario. Mi llamada la despertó, -eran como las 11 de la mañana-, y su voz acusaba una resaca de la “party” de la noche anterior. Después de darme el número quise dejarla descansar, pero ella pido que aguardara un poco al teléfono. Se escuchó ruidos que indicaban que se reincorporaba. Tomó de nuevo el teléfono y sólo alcanzó a decir “amigo…” y al instante un torrente de sentimientos, piedras y llanto se escuchó al otro lado de auricular.
Según Porras un psicólogo reconocido que se ha dedicado a realizar estudios relacionados con la juventud, dice que, los jóvenes al no percibirse correctamente, es difícil desarrollar aceptación personal y un sano amor propio. Esto influye para que se exacerbe la influencia que la opinión de otros tiene sobre la propia persona, por lo que en muchos casos existe el peligro de que, en busca de aceptación, se ceda a la presión de grupo y se caiga en conductas, hábitos o práctica que podrían poner en riesgo la propia integridad y el proyecto de vida establecido. Uno de los peligros que enfrentan los jóvenes con una baja autoestima es tratar de buscar que otros sean quienes les otorguen ese valor en sí mismos. De esta manera, se puede dejar de lado las convicciones, creencias, valores y principios por tratar de lograr ese reconocimiento.

Al carecer de un propósito mayor y más profundo, la cultura quiere proponer el egocentrismo y la autocomplacencia como eje central para la vida. Sin embargo esta búsqueda de significaciones momentáneas e irreflexivas se convierte para muchas personas, en la puerta de entrada a conductas autodestructivas, como el abuso de sustancias, la sexualidad desordenada o los trastornos del estado de ánimo. Estos patrones de comportamiento cobran la factura en la vida emocional de hombres y mujeres, y en sus proyectos vitales a mediano y largo plazo, resultando en sentimientos de culpa o en consecuencias negativas e  inesperadas.

Una persona que tiene una percepción negativa de sí misma, aun cuando alcance diversas metas, renunciará a  la felicidad con sus conductas autodestructivas. Por medio de la falta de perseverancia o el descuido, estas conductas destructivas acarrean además relaciones conflictivas o situaciones repetitivas de fracaso en los proyectos que se emprenden. Esto sucede porque, cuando se tiene una autoestima quebrantada, es posible llegar a creer que uno no es digno de ser feliz y por tanto la misma persona inconscientemente “no se da permiso para serlo”. La otra fuente es interna que se refiere a considerarnos aptos para enfrentarnos con nuestro entorno.

Tener un autoestima saludable es una fuerza motivadora que inspira comportamientos seguros y orientados hacia el desarrollo personal, hacia relaciones personales más sanas y cálidas  y hacia la búsqueda de acciones que den significado a la vida propia y que contribuyan con la comunidad. Es por esta razón que personas con un alta autoestima toman decisiones acertadas.

Después de poco más de media hora pegado al teléfono escuchando,  más que platicando con Chela, pude percibir en ella una actitud distinta, su suspiro final a la conversación proyectaba un estado de serenidad.  Dijo “Gracias!” y agendamos una cita para ir a tomar un café.

Actualmente los jóvenes otorgan gran peso a la diversión, al momento, al placer, todo gira en torno a pasarla bien sin pensar en las consecuencias que esto pueda provocar. Entre los jóvenes es común escuchar que la peor cruda es “la cruda moral”, esto nos dice que en efecto la mañana después de una noche de aparente diversión  en la que bajo efectos del alcohol en la mayoría de las veces, hacen cosas que posteriormente genera en ellos un estado de vacío y de culpa, por no haber sido dueños de su voluntad y conscientes de su actuar por  “vivir solo el momento”.

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