24 de
agosto de 2012.- Este viernes, la fabricación de Globos y Papalotes, en la
plaza Principal de Yurécuaro, permitió unas horas de convivencia entre la
nutrida asistencia de cientos de yurecuarenses, quienes acudieron a estos
talleres, con el propósito de aprender cosas nuevas, divertidas, en convivencia
familiar y con pocos recursos.
Los
Globos de Cantoya, llegaron a México, hace dos siglos por un europeo que dio su
nombre a este tipo de globos aerostáticos.
En el caso de los papalotes, éstos fueron traídos por los españoles, y
fueron bautizados así entre los indígenas, por su parecido con el vuelo de las
mariposas o papalótl en náhuatl. Sin duda que ambos inventos pueden remontarse
más allá de América y Europa. Evidente la influencia asiática, que tuvo que ver
en la creación de estos ingenios hechos de papel. Aquí por tanto, una muestra
clara del sincretismo cultural que en épocas remotas también existía. Hoy a
esta mezcla e intercambio cultural lo llamamos globalización.
Ya
antes se había traído a Yurécuaro este tipo de talleres, pero en esta ocasión
fue la primera vez que se lanzó una invitación a todas las familias, para que
en comunión entre los habitantes de esta comunidad, se lograra, además del inherente
aprendizaje algo divertido, sin duda, la importancia de sociabilizar el
conocimiento. Y así sucedió, ya que como se escuchó comentar a algunos
asistentes, ese viernes —“¡parecía domingo!”. Y aunque algunos padres de
familia insistieron en probar algunas de sus creaciones, se les invitó por
parte de las autoridades municipales, a que los probaran en campos abiertos
para evitar accidentes.
Seguramente
que este aprendizaje adquirido, permitirá continuar poniendo en práctica estas
tradiciones, que ya forman parte de nuestra cultura. Para quienes hoy saben
hacer globos de Cantoya y papalotes; se les invita a tener mucha precaución, y
sigan las recomendaciones que dieron los instructores, que venían de la
Secretaría de Cultura, del Estado de Michoacán, a través de su departamento de
“Alas y raíces”.
Interesante
volver a experimentar la emoción que sintieron aquellos que soñaban con algún día poder volar como
las aves. Hoy en pleno siglo XXI, con todo y que se cuenta con la tecnología
para poder hacerlo, volvemos a sentir esas mismas emociones al fabricar globos
y papalotes.
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