05 marzo 2012

Sobreviviendo

Y me dispuse a emprender un viaje, cargue mi pequeña mochila con las previsiones necesarias para este día, no más ni menos, el atardecer comenzaba a caer, el sol parecía querer ocultarse, el clima era perfecto, los días de invierno comienzan a ser ya solo un recuerdo. Encendí mi coche, abroche el cinturón, tome mis lentes de sol y comencé a manejar con la mejor compañía, la música y mis pensamientos; mientras cantaba las letras de uno de mis artistas favoritos también pensaba en tantas cosas… pensaba en la idea perfecta para escribir solo a mi manera, de pronto, a su vez me invadió la nostalgia mezclada con felicidad, haciendo delfines en el aire con mi mano libre fuera de la ventana del coche, empapado de una tranquilidad acogedora me di cuenta de que me encuentro feliz, con lo que soy, con lo que tengo, con mis proyectos, con mis fracasos, con mis triunfos, con mis derrotas, con mis alegrías y también con mis tristezas, con lo que fue, con lo que es y con maravillosas esperanzas de lo que puede ser.

El viento acariciaba mi cara, la naturaleza me deleitaba con los mejores paisajes de este tiempo, las hojas amarillentas caían de los árboles, algunos comienzan ya a retoñar, a querer pintarse de colores a dibujar paisajes llenos de vida. De un momento a otro fui testigo de la llegada de la noche, mi estomago comenzaba a hacer ruidos extraños, hacía hambre, me puse atento para ver algún lugar para detenerme a cenar algo, sin embargo lo más próximo en mi camino fue una de esas tiendas de autoservicio, me baje del coche y mientras buscaba algo para matar el hambre alguien me tomo por sorpresa y me abrazo por la espalda, era una vieja amiga que tenía ya muchos años que no veía, lucía tan distinta, ahora su silueta dibujaba una curva en su vientre su embarazo era evidente, nos fundimos en un fuerte abrazo el cariño sin duda era entrañable y ambos a una sola voz nos dijimos –¡Que gusto encontrarte!! ¿Cómo estás?- enseguida una risa llena de recuerdos gratos se dibujo en nuestras caras. Venia acompañada por el que ahora es su esposo quien de momento parecía extrañado por presenciar aquella escena, aun emocionada nos presentó.

Después de pagar la cuenta nos dirigimos juntos hacia el estacionamiento, los minutos parecían esfumarse habiendo toda una vida que contar, el momento de despedirnos nuevamente llegó, ella se dirigía a su pueblo de origen a visitar a sus padres y familia que seguramente la esperaban llenos de felicidad pues al parecer también hacia ya algunos años que no la veían, no podíamos marcharnos sin antes agendar una próxima visita, ella entusiasmada junto con su esposo me invitaban a que, desde esa misma noche los acompañara a su destino, sin embargo no accedí puesto que tenía que hacer algunos pendientes en casa, pero les prometí que al día siguiente iría a verlos, ellos me dijeron que estarían contentos de recibirme por allá . Se subieron en su coche y aun con una sonrisa ella sacaba su mano para decir adiós por la ventana. Suspire lleno de alegría por haber vivido ese momento, saque las llaves del coche pero desde fuera observe que el portavasos estaba vacío, era de noche y aun me faltaban kilómetros por recorrer, no podía irme sin comprar un café, fui rápidamente por el café, regrese al coche lo coloque en el portavasos, antes de sentarme me estire un poco y continúe con mi camino.

Mientras conducía al encender el estéreo escuche la siguiente frase de una canción “tenemos memoria, tenemos amigos, tenemos los trenes, la risa los bares…más de cien pupilas donde vernos vivos, mas de cien mentiras que valen la pena”, y pensaba en todo aquello por lo que vale la pena estar vivo, ese momento que había vivido minutos antes, ese reencuentro inesperado que me hizo retroceder en el tiempo al recordar una época de mi vida en la que disfrute tanto y sonreí.

De pronto el trafico comenzó a ir cada vez más lento, al parecer algo había pasado, cuando un policía me dio el pase no pude evitar voltear a ver aquel trágico accidente, un cuerpo yacía sobre el asfalto cubierto con una sábana blanca y un hombre hincado junto a este, con gritos de llanto llenos de tanto dolor que el solo escucharlo y ver la escena te ponía la piel de gallina, observe y me di cuenta que era un coche muy parecido al de mi amiga pero mi mente no me permitió pensar, no podía ser ella, no quería que fuera ella, con el corazón acelerado y el cuerpo temblando me orille y baje corriendo para cerciorarme de lo que ahí pasaba, le pedí a los policías que me permitieran acercarme les dije que yo los conocía para que no me lo impidieran, cuanto hubiera deseado que aquello fuera una mentira. Al ver el rostro de ese hombre lleno de sangre por algunas heridas que tenía en la cara, supe que en efecto eran ellos, atónito me dirigí hacia el se abrazo a mí con el llanto mas desgarrador que nunca antes había escuchado, me dijo –Murió en mis brazos…-

Aun recuerdo esa noche con lágrimas en los ojos, quien diría que esa mano que salía por la ventana auguraba un adiós definitivo. Hoy a un año de lo sucedido me encuentro aquí en este sofá, testigo de las dolencias de mi corazón, contemplando una foto suya y recreando en mi mente aquel abrazo entrañable que jamás olvidare. Hoy se que cada día que pasa vivimos sobreviviendo, sí , sobreviviendo a las imprudencias mismas o las del otro, a los problemas que permitimos nos amarguen la vida, a nuestros deseos frustrados, a los sueños que se truncan, olvidándonos de vivir hoy, sin padecer el ayer y angustiados por el mañana, hoy sé que la vida es un instante, que vale la pena vivir.

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